sábado, 28 de abril de 2012

Me revelo en contra del autoritarismo en la sala de clases...

Después de muy diversas experiencias educativas, en regiones muy distantes entre sí,  generalmente con océanos de distancia, vi y veo con preocupación que nuestros chicos ya no tienen el interés que nosotros teníamos en el colegio, qué las vivencias de ellos son muy distintas a las nuestras y que ya no sirven los modelos de autoridad anteriormente utilizados. Y en contra, su conducta se torna cada vez más agresiva.
Siempre fui de las profesoras que no utilizan la autoridad extrema para poder lograr las clases, confiada en que el respeto me lo ganaría y no lo impondría. Sabía que sería más lento, pero más efectivo a mi modo de ver.  
Para pesar de otros profesores quienes veían en mí casi al demonio que  proponía  el caos.
Tengo que decir que mi forma, resulta muchas veces y otras veces no, pero se podría decir que hay muchos cambios en aquellos chicos que tienen algo que aportar y nunca se les había propuesto hacerlo.
Después de ese momento de complicidad, si se quiere, estos niños y niñas  de conductas  complicadas  reciben una fea mirada ( sí, suena ridículo) por alguna salida de madre ( que nunca fueron muy insoportables para mí)  y al rato una sonrisa de afecto, en vez de una sanción casi obvia. Y cuando se "bajan las pasiones", hablo con el chico o la chica a solas de forma muy distendida  y a modo de consejo, y hago lo mismo cada vez.
Debo decir que cuando siento que no me están escuchando los anoto  como lo exige el reglamento.
Ese es mi ritmo.
Hasta que ...comienza el cambio, se demora un mes, quizás dos, pero por lo menos en mi clase es para siempre. Los chicos se autoregulan, basta una mirada para que se sienten o incluso una sonrisa exagerada, con una conversación basta, o una burla o imitación de mi parte, ya no se enojan y van bajando la mala actitud clase a clase, hasta que hacen todo lo que les propongo y el aprendizaje surge. 
De eso hablaré en otra oportunidad. Por el momento, me interesa el plano netamente conductual.
Es una fórmula casi maternal, supongo que necesitan cariño, que sus papás están cansados en la noche, que son niños, que muchas veces me ven más a mí que a sus padres, en fin, mil rollos para seguir en mi porfía del no al autoritarismo
Y la verdad no me importaba estar equivocada. Algo me decía que no ( no los profes precisamente).
Y, por suerte, encontré un pequeño texto que le dio argumento y forma  a "mi estilo" y ese es realmente el sentido de éste, que lo lean y opinen sobre él y otros en torno al tema. No es el más grande postulado en Educación  ni mucho menos, pero humildemente creo que hay que leerlo:



Me gustaría solo el enfoque en el tema de la relación conducta-afecto, conducta.autoridad, etc. Sé que entre ustedes debe haber muchos que comparten conmigo y otros que no, y otros que quizás, por ello me encantaría leerlos. La invitación está hecha.

¡Buena vida a todos!

4 comentarios:

  1. Tienes razón al planear la enseñanza desde el punto de vista de involucrarte con los alumnos, siempre es bueno, pero hay que tener muy presente también que los niños aprenden bajo reglas y ordenes, y estas dos cosas tienen que compatibilizarse.

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    1. Evidentemente, la autoridad debe estar presente, me revelo contra el autoritarismo :)

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  2. El problema es que el límite entre la autoridad mal ejercida y el autoritarismo es muy leve. También aplico prácticas democráticas en mi aula y he tenido resultados óptimos, aunque han demorado en llegar. Me acordé de un texto que estaba revisando para el ensayo de socioantropología: "siempre es necesario un orden, porque es condición de la sociedad, y de una autoridad que la organice, ya se la piense como una red horizontal de personas e instituciones, o como un flujo más dinámico de movimientos, o como una posición mucho más abierta, rotativa (...) Uno puede -y si puede, debe, dice Derrida-, tratar de pensar en otro tipos de órdenes que contengan la paradoja de la autoridad y la libertad en otra ecuación, que no subordine a la segunda ni deshaga a la primera"

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  3. Me parece, estoy muy de acuerdo con la autoridad rotativa. Tenemos que utilizar nuestra autoridad de modo que se entienda de que sirve tal autoridad y por que se ejerce. Y no imponerla sin el ejercicio de la reflexión. Debemos enseñar también qué es la autoridad.

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